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sábado, 26 de febrero de 2011


Detesto darme a conocer, sin embargo, me beso con la intuición.
Es genial escribirte vacíos sin sentido y que leas vasos colmados,
que me beses como a un desconocido y me grites tu rutina hueca.
Hoy me visto de piel, que ya pesa lo suficiente.
A las cinco de la primavera, ojos de empresario y vagabundo 
se conocen en un cruce de luz tenue, y esas son las miradas 
universales, donde todo se comparte; donde el corazón se detiene
y anima a tirar monedas por no congelarse en su sangre verde.

Asienten pero no se entienden. Nadie lo hace.


David Rebollo

martes, 22 de febrero de 2011

Vengo vestido de amnistía, de exilio y folio en blanco, de ojos grises que quieren llorarte.
Me tengo disfrazado de razón, de punto en común. No hay ser si no somos y nos creemos crear.
Géminis de atracción sucia y potente, siendo yo un capricornio tan veraniego. 
Si el sosiego me reta moriré pronto, y las válvulas en las que me escondía cavarán por mí.


Un diamante se pule en la mina del horror.




David Rebollo

lunes, 21 de febrero de 2011



Siempre te miento. También ahora.
Me busqué en todas partes, te juro; en el esfuerzo y en los desvanes.
En el recuento salgo perdiendo, por horas y monedas, frío y frialdad.
Comprar la paz es invertir en guerra, y ya me cansé de dispararte.
No tengo sentido más allá de tu pensamiento.
No tengo sentidos más acá de tus vicios.
Pero jamás te mentiría. Tampoco antes.


Tan bien antes, tan poco ahora.
Pero el ahora siempre es antes y nunca llega a ahogarme, mujer.



David Rebollo



 

Copyright 2010 El coleccionista de silencios.