Primero te pediría que vinieras a pasar una última noche conmigo.
A volar por última vez. A soñar nuestro último despertar.
Después te advertiría de que carezco de valor para olvidarte.
De que todavía recuerdo el olor de tu perfume y el perfume de tu voz.
Por último te suplicaría con todas mis fuerzas que no vinieras,
que me abandonases para siempre en algún desván de tus olvidos,
porque en el caso de que decidieras volver a volar conmigo,
una vez estuviéramos allí arriba, tendría que secuestrarte y
construirte un palacio de nubes del que no quisieras regresar jamás.
David Rebollo
1 comentarios:
Sos tan yo.. Ü
Publicar un comentario