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lunes, 25 de noviembre de 2013



En la noche de negros aullidos me desvelas, desordenándome el cajón.
Yo te persigo por toda la casa. Estás desnuda, haciendo temblar la escalera.

De repente dejas de huir.
                                       Me miras de frente.
                                                                     Te acercas.
                                                                                        Me acerco.
                                                                                   
Acabas de salir corriendo por la puerta de madera camino al patio. Necesitas que te acompañe pero no sabes pedírmelo. Esto me lo conozco. Puede que esté soñando, decido no despertar. Me asomo tras la puerta y espero sentado contemplando nuestro jardín. Ahora me doy cuenta... Has elegido el jardín porque entre tantas flores, en él no te distingo. Sonrío. No te encuentro, pero sé que me estás mirando. Cuando me canse de buscarte volverás caminando sigilosamente tras mi espalda. Antes de que te descubra, cubrirás mis ojos con tus manos y sin que pueda siquiera besarte el brazo, me harás la eterna pregunta. -¿Quién soy?- 
Tras lo cual permaneceré callado.

¡NO! Espera, lo tengo. ¡Lo tengo, al fin lo sé!

Sos el misterio que resuelve la primavera.



3 comentarios:

PaoloST dijo...

Que bueno !!!! Perfecto :) vito eres brutal hermano :) que gran escrito

Anónimo dijo...

Siempre supiste descubrirla

Anónimo dijo...

La llamaré Sofía aunque sea humana, Sofía hasta que sepa su verdadero nombre.

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