- Señor, ¿por qué repartieron tanto orgullo? ¿Y por qué tan poca libertad?
¿Por qué tanto hambre y escasa solidaridad?
El rector extrañado trató de elaborar una respuesta que de bien seguro convencería al cronopio. - Verás amigo, todos los elementos del mundo a los que el humano alcanza se rigen por una ley que no está escrita, pero hace con ellos los balances justos: la ley de la oferta y la demanda. Así pues, si por ejemplo, la libertad tuviese mucha demanda, lo justo sería subir su precio.
El cronopio miró extrañado, como sin comprender una sola palabra de lo que el rector le exponía - Y digo yo, señor rector, ¿no sería más justo repartir todos los derechos que nos quedan y dejar de traficar con amor? - El rector frunció el ceño y giró la cabeza mientras murmuraba entre dientes: "otro comunista...".
David Rebollo Genestar
Cronopio soñador
2 comentarios:
Y por muchos, muchos más "otros comunistas"
david torna cabrò!
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